Ellos debían realizar algo que desafiaba todo su coraje. Debían ganar una batalla que habría de minar las fuerzas de los más osados. Sin embargo, ellos aceptaron el desafío..Editorial Vida, presenta en esta edición de "Biografías de Grandes Cristianos" en forma breve, las biografías simplificadas de algunos de los más destacados personajes de la Iglesia de Cristo, del siglo pasado y principios del presente.Muchos se preguntan a qué se puede atribuir el increíble éxito de siervos de Dios como Lutero, Bunyan, Wesley, Whitefield, Finney, Carey, Judson, y tantos otros. Ciertamente ni a sus talentos ni a su fuerza de voluntad. El verdadero misterio de la grandeza de los grandes cristianos ha sido, y es, la oración.Para aquellos que andan con Dios en oración, como anduvieron ellos, no hay en esto ningún misterio. Y para todos, la vida de esos hombres tiene mucho de atrayente; sus biografías nos inspiran y nos demuestran que la victoria del cristiano depende de la oración. From the Back Cover They needed to do something that would challenge their courage. They had to win a battle that would undermine the strength of the most intelligent. Nevertheless, they accepted the challenge... Vida Publishers, presents 'Biographies of Great Christians' in a brief way - simple biographies of some of the most distinguished characters in the church, from the past and present. Many wonder to whom they can attribute the great success of these servants of God like Luther, Bunyan, Wesley, Whitefield, Finney, Carey, Judson, and many others. Certainly not their talent nor to their strength of will. The true mystery of the greatness of these Christians is prayer. For those who walk with God in prayer, like they did, this is no mystery. And to many, the lives of these men have a lot to offer. Their biographies inspire us and show us that victory in the Christian life depends on prayer. About the Author Orlando Boyer fue misionero de la Iglesia de Cristo. Llego a Mata Grande, Brasil en 1927 donde pasó cuatro años aprendiendo la lengua, evangelizando y abriendo obras a lo largo de la vía ferrocarril en ciudades hostiles al evangelio. A su regreso a los Estado Unidos, él y su esposa ingresaron a las Asambleas de Dios después de experimentar el bautismo en el Espíritu Santo. Ellos fueron enviados de nuevo a Brasil por el departamento de misioneros de las Asambleas de Dios en Oklahoma. Resuelto a cumplir su trabajo, Orlando sirvió como profesor y traductor de libros, rehusando cualquier comodidad o pago de regalías por sus libros.